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J. C. Rosas1, J. A. Castro1, J. Jiménez2, J. Gonzáles2, F. Sierra2, S. Humphries3
1 Líder, Investigadores, Programa de Investigaciones en Frijol, EAP Zamorano, Honduras.
2 Escuela Agrícola Panamericana Zamorano, Tegucigalpa, Honduras.
3 Profesor de Sociología y Antropología, Universidad de Guelph, Canadá.Resumen
La aplicación de metodologías de mejoramiento participativo aparece como una alternativa que facilita a los agricultores el acceso a materiales mejorados de base genética más amplia; en éstos pueden aplicar los agricultores procesos de selección y de validación que les permitirán desarrollar cultivares más productivos y estables, adaptados a sus condiciones agroecológicas y a sus sistemas de producción, y de mayor aceptación culinaria y comercial.Las variedades criollas de frijol común (Phaseolus vulgaris) usadas actualmente por los pequeños productores de Honduras están relativamente bien adaptadas a sus sistemas de producción. Estos sistemas se caracterizan por sus suelos de baja fertilidad, el estrés por sequía, el cultivo en asocio o en secuencia con maíz, el empleo de bajos niveles de insumos (fertilizantes y pesticidas) y una pobre mecanización del cultivo. El desarrollo de estas variedades criollas se basa en la selección hecha por los agricultores a través del tiempo y enfatiza la precocidad como un mecanismo de escape de la sequía, los hábitos de crecimiento adaptados al sistema de asocio con maíz, la calidad de grano (color, tamaño y aspectos culinarios) y, en menor grado, la resistencia a enfermedades (o a la posterior evolución de los agentes patógenos que las causan).