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Mario R. Fuentes
Programa de Maíz, ICTA, Guatemala
Resumen
El área dedicada anualmente al cultivo del maíz (Zea mays L.) en Guatemala se calcula en 700,000 ha. El 33% se cultiva en las condiciones del altiplano cuya altura varía entre 1200 y 3000 msnm y que está dividido en dos regiones conocidas como Altiplano Central y Altiplano Occidental. Ambas son ecológicamente contrastantes y presentan alta interacción genotipo por ambiente, la cual contribuye a que los cultivares de maíz tengan un rendimiento poco estable y presenten características agronómicas indeseables, como excesiva altura de la planta, mala ubicación de la mazorca, propensión al acame y madurez tardía.
El Programa de Maíz de Guatemala busca generar variedades de grano blanco y amarillo que expresen un potencial grande de rendimiento, características agronómicas deseables y un amplio rango de adaptación a las condiciones ambientales de la región. La metodología comprende la recolección de materiales nativos de maíz dentro de la región, la evaluación en ambientes contrastantes, y la formación de poblaciones. El plan de selección comprende la evaluación de progenies en fincas de agricultores y su recombinación en la estación experimental, donde se amortiguan mejor los cambios ambientales. Con este sistema se han mejorado las poblaciones V-301, V-302, Barcena 71, V-304, V-305, Don Marshall y Chanin, que se adaptan al Altiplano Central; asimismo, las poblaciones San Marceño, Guateian Xela, Compuesto Blanco, Toto Amarillo y Chivarreto, adaptadas al Altiplano Occidental. La respuesta a la selección por rendimiento es positiva y da ganancias hasta de 4.3% por ciclo; da también disminución en la altura de planta y mejor posición de la mazorca. El rendimiento de las variedades mejoradas, en las parcelas de prueba establecidas en los campos de los agricultores, mostró, en promedio, 21% y 41% de incremento respecto al testigo del agricultor, para las regiones del Altiplano Central y Occidental, respectivamente. Informes de la oficina de Socioeconomía Rural indican que las variedades mejoradas han sido adoptadas por el 50% de los agricultores y que éstos han participado en actividades de transferencia de tecnología.